El huracán 'Sandy' azotó este lunes la
Costa Este con vientos destructivos de hasta 140 kilómetros por hora y sometió
a la ciudad de Nueva York a las peores inundaciones de su historia. Al
menos 16 personas murieron por culpa del huracán, la mayoría por la caída de
árboles sobre automóviles o viviendas, según las autoridades. Una de las
fallecidas lo hizo en Canadá tras ser golpeada por un cartel que arrancó el
viento.
Según informa la Policía de Nueva York,
un fuerte incendio declarado en el barrio de Queens ha dejado ya más de 50
hogares destruidos. Las labores de extinción son muy complicadas debido a las
inundaciones que el huracán Sandy ha dejado en toda la ciudad.
El incendio comenzó poco antes de la
medianoche local (04.00 GMT) en el barrio Breezy Point, en la
península de Rockaway, inundado por la marejada que levantó 'Sandy' cuando se
aproximó a tierra firme.
Más de cinco millones de personas se
quedaron sin luz en 11 estados. El agua superó los cuatro metros de altura en
algunos lugares del distrito financiero del sur de Manhattan: unos niveles que
pulverizaron el récord anterior, que databa de 1821
"Va camino de ser una tormenta de
naturaleza histórica", dijo Louis Uccellini, director de los Centros
Nacionales de Previsión Medio ambiental. Al caer la noche, las luces de la
ciudad se fueron apagando mientras el viento derribaba árboles y andamios,
rompía ventanas y arrancaba ladrillos de los edificios. Las ráfagas sostenidas
hicieron volar la fachada entera de un edificio de seis pisos en la Octava
Avenida, en el barrio de Chelsea.
También tumbaron parte de una grúa en el
edificio de apartamentos más alto de Nueva York: un rascacielos de 90 pisos que
todavía se encuentra en construcción en la calle 57 y que está muy cerca de la
sede neoyorquina del IESE y del Carnegie Hall.
Pero el peligro de 'Sandy' llegaba sobre
todo por el aumento del nivel del mar. El viento traía el agua del río Hudson y
del océano, potenciada por las mareas altas de la luna llena. El agua entraba
deprisa por Battery Park, la punta sur de Manhattan, y en un par de horas llegó
a su récord histórico, por encima de los cuatro metros.
También se filtraba a las estaciones de
metro y anegaba de momento siete túneles, que no volverán a la normalidad hasta
dentro de unos días. Los responsables de la empresa de transporte público (MTA)
advierten de que deberán revisar el estado de todo el metro antes de reanudar
el servicio, un proceso que podría retrasar la apertura hasta la semana
próxima.